SOBRE LA SUPERNOVA UNIDAS PODEMOS


EL DESACUERDO DE “IU SÍ, CON MAS FUERZA”
ComunicadoIU Si con + Fuerza sobre Acuerdo Marco
   
Cuqui Cabo Bravo

Desde luego, los comunistas siempre hemos aprobado y promovido la conjunción de fuerzas para un objetivo de avance social. IU es un ejemplo de ello. Si pensáramos que Podemos se inscribe en esa dirección, seríamos hoy muchísimos más afiliados en la nueva IU, y más en apoyar esa Confluencia sin reservas y con la generosidad necesaria. Pero nada indica que así sea. El principio de cautela y precaución se impone.

Suscribo el comunicado de “IU SÍ, con más fuerza”, y saludo su templanza y mesura. Hoy más que nunca hay que superar lo negativo desde una construcción positiva. Más cuando las tornas han cambiado. Ojalá consigamos que muchos candidatos de IU sean elegidos en las localidades y en las comunidades, en confluencia o no, que puedan contribuir a que la unidad de la izquierda, IU,  se fortalezca y no se despilfarre por los aires en nubes de polvo y gas, en ese “nuevo sujeto político” al que ya se evita aludir.

de la Nova a la Supernova

Corría el 2015 cuando Podemos saltó de pronto en luz de salvadora providencia sobre el mar de descontento  y angustia por el presente vilmente recortado y el futuro incierto o cegado de un pueblo. Un pueblo muy necesitado de soluciones y ávido de esperanza. La novedad de su pose hizo que su “juntos podemos”, no tengáis miedo, ilusionara y adhiriera la frescura dinámica de mucha juventud desempleada, malempleada o en busca de su primer empleo, particularmente la de formación universitaria.


Llegó en el preciso momento en que el ascenso de IU empezó a acelerarse. Las expectativas en aquel año eran de clara subida  con la previsión de una significativa curva creciente. La aparición de Podemos la quebró. Y con ello tuvo que bregar IU. La solución que se adoptó fue la de abrazar al recién venido convertido de pronto en mediático fenómeno de masas, y adoptar sus formas y planteamientos, que tan rápidamente se habían abierto camino. 
    
Los entendidos sabían que, en nuestra realidad social, Podemos no dejaba de ser un fenómeno estelar, el de la nova, una estrella blanca enana que, por explosión de sus  capas externas, produce una luminosidad mediática que puede aumentar 100.000 veces su brillo original.  Un destello visible al ojo humano pero fugaz, que poco dura.

Desde aquel año, la relación “histórica”, “estratégica” entre una parte creciente de la dirección de IU y Podemos fue de fuerte amarre, todo un cortejo de amores con refunfuña en ocasiones, pero en la que la admiración o el complejo por el triunfo de Podemos no cejó. La boda con dotes de Unidos Podemos sustituyó a la nova Podemos con una llamativa y colorida Supernova, una de esas supernovas conformadas por una gigante estrella roja, pero cuyo resplandor también decrece invariablemente, de forma más o menos rápida, hasta desaparecer completamente. 

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Las bellas supernovas son incapaces de sostenerse, ya sea por la presión degenerativa de sus electrones, o cuando la masa supera el límite de lo admisible. La supernova explota y expulsa casi toda su materia y los restos se transforman en nubes de polvo y gas.

Y así ha estado IU, en el desasosiego de su afiliación de si iba a quedar empotraba en Podemos, de si se iba a superar a si misma despareciendo en un Podemos Plus, “el nuevo sujeto político” hacia lo que se empujaba, teorizándolo, o… Hasta que la realidad, de nuevo, se impone y muestra que todo ese proceso pierde fuelle a marchas forzadas y que su atractivo se va desvaneciendo. 

La realidad es que la convergencia en Unidos Podemos no reportó ningún resultado de avance palpable en la situación de la gente. Tampoco posibilitó un refuerzo organizativo ni crecer en respaldo electoral. El cuerpo de IU sufre de una anorexia severa mientras Podemos sigue perdiendo influencia social.

La coalición Podemos-IU-Equo ya se presentó a las Generales de 2016 y fracasó: restó casi la  mitad de los votos de los coaligados, que se esperaban sumar. Se pasó de 71 diputados a 41. La representación de IU, Alberto Garzón y 7 más, quedó subsumida, casi toda tapada en el grupo UP bajo el manto hegemonista de Podemos y de sus contradicciones y peleas internas. IU perdió el grueso de su visibilidad  en la institución y en la sociedad. Las candidaturas UP han quedado bastante por los suelos. Las contadas apariciones del coordinador de IU en los medios no han conseguido contrarrestar todo el efecto negativo que esa difuminación ha producido en su afiliación y en su electorado consolidado. 

Esa es la realidad, que tal vez duela, pero ahí está, que llama a una reflexión seria, a replantearse las cosas del futuro, al menos. Sin embargo, esa reflexión no se da, se evita, y se renueva la anterior conjunción convergente, coalición ahora denominada Confluencia en la que, para calmar la inquietud que se viene expresando,  figurarán las siglas de Podemos, IU y Equo en las papeletas bajo el nombre de la coalición, el paraguas legal bajo el que todo se moverá en las instituciones y en la sociedad, tal ha sido con la anterior.

Pero ya no figurarán las siglas de IU en las Europeas, dato importante y de mal augurio, cuando se conocen las gestiones en curso entre Podemos, El Bloco, France Insoumise y parte de Die Linke para constituir un nuevo movimiento de transversalidad de clase en Europa, y que pretende constituirse en otro grupo en el Parlamento Europeo fuera del GUE donde está la Izquierda europea, la comunista en particular. No es descabellado imaginar que en esas aguas nadará también el movimiento europeo de Varoufakis “DIEM25”, que reclama la centralidad de la Democracia para Europa.

Así las cosas ¿cómo mantener, al menos, la cifra de 6 diputados de IU actualmente en el grupo GUE del Parlamento Europeo? ¿Podrá IU colocar a 6 candidatos de ese perfil y finalidad en el tramo de salida de la Confluencia?  

El panorama, que nos habla de la voluntad hegemonista de Podemos de debilitar y aislar a la Izquierda alternativa, deja muy en el aire la intención de continuidad de IU más allá de las europeas. La extrema precipitación para constituir la confluencia y refrendarla de forma chapucera y con cuestionable democracia, como bien refleja el comunicado de IU Sí Con Más Fuerza, enturbia bastante el proceso.

El programa que se adjunta a la Declaración conjunta sometida a refrendo, es sin duda lo que menos importa en todo esto, pero es significativo en cuanto a la orientación. Es de pasmosa generalidad multiusos con una clara incursión en el neoliberalismo socialdemócrata.

… de Unidos Podemos a Unidas Podemos

El cambio introducido a lo anterior es la “a”. Esa “a” aúpa la transversalidad feminista al primer plano, para sustituir la anterior contra la corrupción. Si la transversalidad contra la corrupción se colocó como centralidad causante de males sobrevenidos, ahora la del feminismo se coloca como centralidad de la solución, junto a otras causas, también justas, como la república, el ecologismo,  etc., todas ellas contempladas y tratadas desde el interclasismo que caracteriza el populismo.  

¡Todo, menos  la centralidad de la mayoritaria clase trabajadora! No obstante, es la determinante para resolver su problema directo a la vez que todos los demás, que también son suyos. Esa centralidad no estuvo en Unidos Podemos y tampoco está en el programa de Unidas Podemos. Nada en él refleja la división de clases del sistema capitalista, que ni se nombra, ni la causa del mundo del trabajo.

En el populismo, la fuerza y la lucha de la clase trabajadora sólo se concibe para ser utilizada, para servir de apoyo –en ocasiones como carne de cañón- a las causas transversales que se van esgrimiendo como chivo expiatorio y como primera y fundamental causa de combate. 

Sin embargo, la centralidad de clase, la perspectiva de transformación social es algo muy difícil de evitar ahora de forma duradera en una organización de Izquierda con la trayectoria de IU.

Esos vientos de clase soplan indefectiblemente, y arrecian en la ocasión, cada vez más fuertes. Entran en los hogares de los trabajadores y por las puertas y ventanas de la izquierda, inflan las velas de IU y la oxigenan, quiérase o no, y agita y renueva la consciencia militante, por mucho que se la quiera blindar y obligarla a una disciplina forzada.

Mucha gente de IU es sincera y de  buena intención, que se ilusionó y creyó en ese proceso convergente con Podemos iniciado en aires de positiva ofensiva superadora de los defectos o de la insuficiencia pasada. Y IU siempre ha sido y sigue siendo algo más que el esqueleto de una dirección y sus apuntalamientos.

Todo lo mucho que ha pasado en ella, que pesa lo suyo, no llega a superar la fuerza de las contradicciones que crea la distorsión del enfoque político  con la necesidad de clase del mundo del trabajo, que siempre acaba imponiéndose como lo más avanzado y puntero para construir otro mundo. Ciego ha de estar quien no ve o no intuye ya como la vía, que consciente o inconscientemente se ha ido transitando, se va traduciendo en crecientes desilusiones, contradicciones, cuestionamientos, fisuras, que crecen ahora como enanos en Podemos, y empiezan a darse en IU con innegable importancia. 

El nuevo escenario, que cambia las tornas

Ha llegado un gobierno PSOE con cara nueva, como oxigenante ráfaga de aire fresco sobre una urbe contaminada, y ha sido acogido con alivio e ilusión. De cumplir lo que anuncia Pedro Sánchez, de palpable beneficio material para los asalariados, por ejemplo, o de erradicación de la miseria y del hambre infantil, es decir si de verdad esta vez desatasca y alivia en algo la situación de la mayoría social, el gobierno PSOE tiene visos de instalarse con la suficiente estabilidad, incluso para afrontar unas eventuales nuevas elecciones. 

En ese caso, ya no son los problemas transversales comunes y más o menos recogidos en unas primeras propuestas por el gobierno PSOE, con los que puedes hacer oposición valedera. A la Confluencia, prácticamente sólo le quedaría en transversalidad la bandera de la República. Pero, quién sabe, tal vez el PSOE podría dar pasos hacia ella. La monarquía, bastante desprestigiada, no es ya de la misma ayuda que antes y una república no tiene por qué ser anticapitalista, puede muy bien ser neoliberal. Pero, aun con la bandera de un futuro republicano, el brillo de Unidas Podemos no sería suficiente. Seguiría decayendo.

Con el decaer de Podemos, el miembro más fuerte de la pareja en respaldo electoral, se produce algo inevitable: una mayor demanda de la IU que la gente ha conocido a lo largo de muchos años atrás y en quien confía. Los sondeos registran unas expectativas en alza para IU en detrimento de Podemos. 

En realidad, sólo desde la línea roja de IU, de clase, se puede competir con el PSOE desde la oposición, ofreciendo una construcción centrada en la necesidad de la mayoría trabajadora. Y eso es IU, no es Podemos.

Así pues, no es que no se pueda o no se deba confluir con Podemos, ES QUE A PARTIR DE AHORA PODEMOS SE CONVIERTE, OBJETIVAMENTE, EN EL SOCIO COMPLEMENTARIO Y, EN ÚLTIMA INSTANCIA, PRESCINDIBLE. No así IU. No la alternativa de clase que sólo puede representar IU, y que esa realidad obliga a recuperar.

EL POSTMODERNISMO tan promovido y en boga, con sus versiones postmarxistas para la Izquierda, es un idealismo burgués a combatir. Sobrepone el saber al conocimiento. Inculca el manejo de la realidad en su superficie. Enseña a surfear sobre el oleaje del día a día de la vida, sin necesidad de conocer porque se da el movimiento o la sacudida, de donde proviene y hacia dónde se dirige. Corta el presente del pasado y del futuro. La destrucción del conocimiento y su acotada parcialización en función del “mercado del trabajo”, de la mercantilización de la vida, es brutal en la sociedad actual. En una organización de izquierda sólo lleva a la absoluta esterilidad desde una ridícula incompetencia aventurera. No resiste el embiste de la necesidad que surge de la adversa realidad en que vive la mayoría de la sociedad.  
 
¡Al César lo que es del César!   
   
¿Por qué, en estos años de angustia y sufrimiento y mucha necesidad, esos 41 diputados de UP más los símiles de Cataluña, y al igual que los 71 anteriores  del 2015, que se iban a comer el mundo, no han conseguido prácticamente nada? ¿Qué han hecho? ¿Por qué no dejan mayor rastro que oratoria de tribuna en su paso por la institución? ¿Por qué nada realmente válido o tan poco en comparación con la fuerza de propuesta que irradiaba antes un grupo de IU muchísimo menor?

Poca gente con dos dedos de frente entiende que ese Podemos de dentro y de fuera quiera volatilizar a IU y al PCE o aislares en un rinconcito. No se lo merece esa roja izquierda en nuestro país. Esa izquierda es la que promovió el Frente Popular frente al asalto fascista. La que sufrió en carne propia y ajena el atroz genocidio del fascismo. La que no se rindió y se mantuvo en pie haciendo frente a ese  régimen desde la ilegalidad, con unas muestras de heroicidad en las que nunca debería verse un ser humano. La que creó el sindicato de clase de los trabajadores, CC.OO, en medio de la persecución de la dictadura.

Lo que se sabe es que esa Izquierda roja, en un  momento crucial de nuestra historia,  hizo gala de su sentido de responsabilidad al dejar apartado, que no olvidado, el merecido resarcimiento de justicia por la terrible opresión y el sufrimiento de un pueblo, por las torturas y los crímenes de lesa humanidad, una difícil opción, pero en aras de dar entrada, en medio de un agresivo franquismo armado y de sus amenazas en forma de asesinatos en Vitoria y en Madrid, que tampoco se olvidan, a un nuevo escenario de legalidad democrática, desde donde proseguir a la luz del día y con mayor efectividad la larga lucha de los trabajadores por la superación de los problemas sociales y una justa construcción de futuro. 


Ahora, lo que añora la necesidad de los trabajadores es a esa Izquierda roja, que veía luchar por ella en la cercanía del municipio y del centro de trabajo, la que atrajo a tantos y tan grandes intelectuales apegados a la suerte de su pueblo y al desarrollo de la Cultura; la de la Paz y del NO A LA OTAN y el NO A LA GUERRA; esa Izquierda experimentada, que no miente ni engaña, que  lucha por lo estrictamente justo, por lo debido y lo necesario para la mayoría social, a la vez que indica lo que es posible alcanzar y lo que no en cada momento, y cómo hacerlo.

Esa Izquierda roja, con una IU cuya afiliación doblaba la del PCE, era la que existía en cómo debe ser para crecer. No es que no tuviera defectos y elementos y obstáculos internos a superar (probablemente son los que han facilitado las penetraciones ajenas), pero eran superables y se estaban superando. Nunca fue un partido como se dijo y, en cualquier caso, mucho menos de lo que ahora es.

Las luces de esa Izquierda roja siempre han sido infinitamente más luminosas, más fuertes y más reconocidas que las sombras que pudiera proyectar. Por eso es totalmente inmerecido e injusto, y hasta abyecto, el trato que se le ha dado, los insultos y las mentiras con que se la ha vilipendiado y maltratado.

Se ha querido y se quiere hacer tabla rasa y partir de cero. Se desprecia e ignora la gran mochila de conocimiento de la realidad, de alternativa programática integral y coherente, que se ha ido acumulando y construyendo día a día durante décadas con lo más avanzado del mundo del trabajo, de la cultura, de los sectores de profesionales y defensores de las alternativas ecologistas en defensa del medioambiente y de otras muchas, en un largo etcétera.

Es una absurdidad. Pero todas esas resistencias se irán, más bien pronto que tarde, quedando atrás.

La Izquierda que se cae, siempre resurge como el Ave Fénix, por la necesidad que se tiene de ella. Como el agua de una cañería rota que, si no puede caer en vertical, se mueve y contorna el obstáculo, pero siempre acaba dando la cara.  Ya va urgiendo.