EL ECUADOR DE UN INFIERNO

FRANCIA 1958


José Ramón Montes, junio 2018

Según los libros argelinos de Historia, el día 1 de noviembre de 1954 en el macizo montañoso de Aurès comenzó la larga guerra de 8 años que acabó dando a Argelia la independencia de Francia.  En ese mismo año, se produjo la gran derrota militar de Diem Bien Phu y la expulsión de Indochina por el Vietminh (alianza constituida en 1941 por los comunistas y grupos nacionalistas). Vino, en 1956, el fracaso estruendoso de la Operación del Canal de Suez. Por lo tanto, al orgullo nacional francés y en especial a su estamento militar no le quedaba otra opción que ganar la Guerra de Argelia ya que los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial no eran muy halagüeños para las armas francesas,  como lo habían sido los de la Primera.

En 1956, el nacionalismo árabe liderado por el Presidente egipcio Nasser era verdaderamente fuerte y la guerra de Argelia era impopular en el mundo en plena liquidación de los imperios coloniales europeos. Pero, para la Francia oficial y para la derecha nacionalista, Argelia era otra cosa.  No era, decían,  una colonia, era parte del territorio nacional donde vivían muchos ciudadanos a los que había que defender.

Mientras tanto, el cariz de las operaciones militares sobre el terreno iba de mal en peor. No se experimentaban grandes derrotas, pero el funcionamiento de la vida francesa en Argel , Orán y Constantina, las tres grandes ciudades, estaba cada vez más alterada por violencias, atentados y guerrilla urbana,  y en el medio rural todo era más adverso. ¿Qué hacer? 

Los contingentes militares acantonados en Argelia eran muy numerosos y el servicio militar era entonces obligatorio. Cada vez había más muertos y ceremonias militares de enterramiento. La población se inquietaba y aumentaba el malestar. Desde 1957 la oficialidad destacada en el norte de África percibía un creciente cansancio de la guerra en la metrópoli, en París. Los gastos aumentaban y no se atisbaban perspectivas de victorias decisivas. En la prensa se leían artículos que insinuaban el abandono de aquella parte de Francia y los oficiales y la población de origen europeo asentada en Argelia se empezaba a sentir amenazada de un abandono paulatino que se negaba a admitir.

;No se hablaba en alto, pero empezaban a producirse reuniones clandestinas de oficiales y de grupos de civiles defensores de lo que se empezó a llamar Argelia Francesa, como llamamiento patriótico. Una personalidad destacada en estos movimientos fue Jacques Soustell, delegado general del gobierno en Argelia, que se unió pronto a los posicionamientos de la oficialidad. 
1958 comenzó con un malestar general que venía del año anterior, en el que la actividad guerrillera  en la propia ciudad de Argel  era ya muy destacada. Alrededor de esas fechas tuvo lugar un atentado en el centro de Argel en una cafetería muy frecuentada por la población francesa de la capital. Ese establecimiento se llamaba Milk Bar y hubo numerosos muertos civiles, La indignación subió de tono y se exigieron al gobierno de París y al ejército medidas de mayor eficacia contra lo que se entendía como terrorismo.


La oficialidad continuaba con sus reuniones secretas y en los primeros meses de 1958 se determinó pasar a la acción. El general Massu fue, militarmente hablando, el vencedor de la llamada Batalla de Argel inmortalizada por una famosa película del director italiano Pontecorbo.

La situación se deterioraba a gran velocidad y la victoria de Massu no tuvo realmente eficacia a medio plazo. Las fuerzas de un FLN muy fortalecido se iban haciendo dueñas de grandes áreas del territorio y Francia estaba entre la profundización de la guerra o el abandono de Argelia, que constituía la gran dicotomía histórica de la política nacional.


EL 13 DE MAYO DE 1958 ¿HACIA UNA GUERRA CIVIL EN FRANCIA?

En esa fecha, la Radio de Argel que, controlada por los militares en un ambiente de sublevación, difundió un llamamiento proclamando el carácter irrenunciable de la soberanía francesa en Argelia, haciéndose entonces muy famoso el Forum de Argel,  y  declarando la formación de unos proclamados “Comités de Salut Public”, en recuerdo  de instituciones de la Revolución Francesa del siglo XVIII,  una rebelión en regla.

Pero, al menos en apariencia, el movimiento no hablaba de un cambio de régimen en Francia, solamente se refería a la cuestión argelina, al patriotismo francés, a los ideales de la Historia.


En París gobernaban formaciones de una izquierda moderada, el PSF. La derecha convencional se pronunciaba con timidez y a la vez se desarrollaba un desafío secreto y violento: la organización del ejército secreto, la OAS en sus siglas en francés. Desde Argel se lanzaba un mensaje contundente: el General de Gaulle debería asumir el poder político. Los sublevados y la población de origen europeo esperaban que eso daría la victoria y Argelia continuaría siendo francesa.

La derrota se confirmó en 1960 y tras las negociaciones de Evian, Argelia obtuvo su independencia en 1962, tras una durísima guerra de 8 años. El 3 de abril de 1961 hubo un breve intento formal de asalto militar desde Argel al territorio metropolitano, una operación de paracaidistas que se frustró por un discurso del general De Gaulle que calificó a los golpistas como “ces soldats trompés”, esos soldados engañados o equivocados.


El Presidente Charles De Gaulle, un general ascendido a mariscal del Ejército francés y político de la derecha  conservadora, es celebrado por los franceses como el que puso fin a la guerra en Argelia, ante los generales golpistas del Ejército y la OAS.

Terminó enfrentándose al poder imperialista adquirido por los EE.UU en Francia. En 1966,  retira a Francia de la OTAN  y expulsa las bases militares estadounidenses del territorio francés.  Pasado el tiempo, esa actuación sigue recibiendo un significativo reconocimiento público por parte del pueblo francés, como defensa de la soberanía y del valor de Francia en la historia.

Más adelante, en la década de los 90, Francia empezó a colaborar muy activamente en las intervenciones armadas de la OTAN (guerras de Yugoslavia, de Afganistán, etc.), hasta hoy. Sólo en el 2009, bajo el mandato de Nicolás Zarkozy. Francia se reincorporará formalmente a la OTAN, con cláusula específica de voz propia.

De Gaulle siguió en el poder hasta 1969 y Argelia se ha convertido seguramente en la mayor potencia del norte de África con unas relaciones tensas pero inevitables con Francia pues cientos de miles de argelinos viven y trabajan en las ciudades y pueblos de Francia y la lengua francesa tiene una gran presencia como segundo idioma en la cultura y la tecnología del país norteafricano.

Tras la firma de la paz, el nuevo gobierno argelino expropió y nacionalizó los bienes empresariales de numerosos colonos franceses, así como el gas y el petróleo del país. La empresa Sonatrach (“Sociedad Nacional para la Investigación, la Producción, el Transporte, la Transformación, y la Comercialización de Hidrocarburos”, que emplea a 120.000 trabajadores y aporta el 30% del PIB del país),  sigue hoy en día enteramente en manos públicas del Estado.

 sede central de Sonatrach
    
Suministra gas a España, Francia e Italia. Ha constituido con ciertas compañías extranjeras, CEPSA por ejemplo, sociedades mixtas de gestión en la comercialización de sus hidrocarburos y de su transporte canalizado bajo las aguas del Mediterráneo.

        

En la guerra de 8 años, 1958 fue la mitad del periodo. A partir de ese año, pese a todas las intentonas, la causa francesa estaba perdida. Por eso, ese año era el ecuador del infierno que fue causado por un intento desesperado de lo que en la segunda mitad del siglo XX era insostenible. En el contexto mundial de potencias, Francia era ya solamente una potencia media y los grandes poderes no estaban dispuestos a admitir situaciones juzgadas como caducadas. La propia Francia experimentó ese final en 1956, cuando junto a Inglaterra intentó recuperar el Canal de Suez, pero Estados Unidos y la URSS lo impidieron directamente.

No obstante y como cierta paradoja, es preciso saber que en estos momentos Francia, aunque fuera de Argelia, mantiene una destacada presencia militar en el continente africano con numerosas bases repartidas y fuertes intervenciones en guerras internas de diversos países. La francofonía está acompañada de una no tan pequeña presencia militar. Ciertamente, no es la única y grandes potencias le disputan a Francia el dominio sobre las materias primas de su pasado imperio colonial en África.

El europeísmo no arraiga mucho en el alma francesa, ni por la derecha nacionalista, ni por la Francia Insumisa, pero es la realidad que Emmanuel Macrón está en el Elíseo con no muchos votos, que digamos, y la situación social y laboral no está para tirar cohetes, pero el liberalismo es el capital e impone sus criterios.

El ejército francés olvidado de sus viejas heridas coloniales es hoy uno de los mejores de Europa sin contar a  Rusia,  y la Marina Nacional tiene muchas millas que recorrer en los mares, pues la bandera tricolor está aún flameando en muchos territorios desde la Martinica a la Polinesia. El liberal Macrón quiere restablecer, o lo desea, un nuevo servicio militar obligatorio, para ambos sexos  naturalmente.