Txema Alcega
agosto 2020
Durante estos meses, primero ante las noticias del avance de la pandemia, después durante el periodo de confinamiento, y ahora en lo que han denominado “nueva normalidad” todos habremos leído innumerables artículos más o menos científicos o de sesuda opinión, y todos habremos hecho nuestras reflexiones y mantenido conversaciones sobre el asunto. Entre las lecturas que voy a destacar hay dos:
1. “La pandemia y el sistema-mundo”, de Ignacio Ramonet, publicado en el Monde Diplomatique en el pasado mes de abril, (https://mondiplo.com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo), que de una manera extensa desarrolla el alcance del COVID-19 como un hecho social total, en sus palabras: A estas alturas, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de “hecho social total”, en el sentido de que convulsiona el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores.
2. “Les morts que pot suportar el sistema”, de Joan Maria Soler publicado el 31 de julio (http://revistatreball.cat/les-morts-que-pot-suportar-el-sistema/), que concluye con la siguiente afirmación: A la fi, per entendre les conseqüències d’una cosa tant nova com la covid-19 hem de recordar una cosa tant vella com la lluita de classes.
Todos los seres humanos vivimos un presente, que continuamente se desvanece en el futuro convirtiéndose al instante en un pasado. Todos los seres humanos necesitamos estar organizados socialmente para sobrevivir como especie y como individuos. Y de cómo se concibe el futuro de esa organización social en el presente aprendiendo del pasado, seremos capaces de tener un futuro mejor.
Veamos ahora un par de ejemplos sobre la realidad pasada, presente y futura de las condiciones de vida en el contexto de la lucha de clases:
1. “Envejecimiento, una bendición para los negocios” (https://cenie.eu/es/blog/envejecimiento-una-bendicion-para-los-negocios). Es el título de un artículo publicado por el Centro Internacional, orientado a defender las excelencias de una humanidad envejecida, en el que se considera la vejez una oportunidad de empleo y negocio. En su conclusión se afirma: El envejecimiento de la población puede ser una bendición para los negocios. Con la conciencia y un nuevo enfoque, las empresas pueden disfrutar de un futuro más brillante ofreciendo beneficios tanto a la línea de fondo como a la sociedad en general.
2. Noticia de accidente laboral en un medio de comunicación (http://www.telemadrid.es/noticias/madrid/Mueretrabajador-obras-Valdemoro-0-2254574533). Muere un trabajador de 64 años en unas obras en Valdemoro. Para ese ser humano, muerto en accidente laboral su futuro desapareció para siempre. Fue un fracaso de la forma de organización social en el presente. No le garantizó su supervivencia hasta alcanzar la edad media de esperanza de vida en este país (según Google 83,33 años actualizado para 2017). Es un triste ejemplo de una realidad persistente, igual que el de muchos futuros truncados.
¿Por qué no se reduce la jornada laboral? ¿Por qué no se adelanta la edad de jubilación? ¿Por qué no acceden los jóvenes al mercado laboral?
Son preguntas sencillas, y de respuesta no tan complicada desde esa cosa tan vieja de la lucha de clases. Participación de los trabajadores en la dirección de las empresas, Políticas Empleo desde y para lo Público, reparto de empleo y trabajo, reducción de la jornada laboral, reducción de la edad de jubilación, contratos de relevo, políticas de activas recepción de la inmigración, y de cooperación en origen.
Es aplicar una lógica de la cooperación frente a una lógica de competición. Es la lógica de la clase trabajadora frente a la lógica del capital.
Se trata de entender y crear el mundo desde los lazos de la fraternidad entre los individuos, entre las generaciones, entre las culturas y las naciones.
La humanidad ya hemos pasado por otros momentos sociales totales, y en cada en cada uno se ha producido avance y progreso, pero la cuestión es quienes han sido los beneficiados.
Es necesario influir, es necesario acceder al poder, es necesario ser conscientes y organizarse para ello.
En la actualidad, con la pandemia presente, es necesario para la supervivencia de la especie que en esa “nueva realidad” los beneficiados del progreso seamos otros; que conscientes y organizados seamos capaces de hacer que el avance y el progreso se den en la dirección correcta, aprendiendo de nuestro pasado, usando y adaptando nuestras la herramientas de construcción de futuro. Y que allí dónde veamos que no es así nos esforcemos en nuestra tarea de denuncia y transformación. De lo contrario, ya se dijo hace más de un siglo: la barbarie.